Residente de Houston, Texas, y trabajadora de una ONG dedicada a la protección del medio ambiente, Brandy Deason decidió investigar una pregunta que muchos de nosotros, quizá, nos hemos planteado: ¿realmente sirve de algo reciclar?
Motivada por una iniciativa a favor del reciclaje en su ciudad, Deason se propuso averiguar qué sucedía realmente con los desechos de plástico que supuestamente se reutilizan. Para rastrearlos, ideó un plan: colocar un AirTag dentro de una bolsa de basura.
De primera mano uno puede pensar que dichos plásticos fueron llevados a un centro especializado de reciclaje. En su lugar, todo terminó en un vertedero operado por la empresa Wright Waste Management (WWM). ¿Cuál es el problema con eso? Por más de un año los desechos se han apilado en crecientes montañas al aire libre.
De acuerdo con un reportaje realizado por CBS News, cuando los reporteros del medio intentaron acceder a las instalaciones, se les negó la entrada. En respuesta, utilizaron un dron para grabar el lugar y constataron que todo se acumuló en enormes colinas de plástico de hasta tres metros de altura.
El supuesto programa Houston Recycling Collaboration, se unió con la compañía Cyclyx International. Juntos tienen como objetivo implementar un proceso de reciclado con base en sobrecalentamiento y un método químico para transformarlo en plástico nuevo, combustibles u otros productos.
Aquí viene el segundo problema. Tal como especifican los defensores del medio ambiente, este tratamiento provoca una mayor contaminación tóxica en el aire y contribuye al calentamiento global.
El tercer strike. Si bien la propuesta puede incentivar a un hábito entre la población para concientizar sobre el cuidado del medio ambiente, el hecho de que las autoridades no comiencen a poner manos a la obra pone en jaque el plan inicial. Según ellos, se necesita una cantidad inmensa para que el plástico pueda ser procesado.
El pilón. Pareciera que el universo los escuchó, ya que las pilas de basura continuarán en aumento. En primer lugar porque la iniciativa se extendió a otras localidades desde el pasado mes de abril. En segundo lugar: la planta comenzará sus operaciones a mediados de 2025. Esto quiere decir que tendrá una acumulación de basura de alrededor de dos años.
Y así, gracias a un dispositivo de rastreo se descubrió cómo una “buena acción”, realmente terminó en un lugar que ni siquiera obtuvo la aprobación para almacenar productos.
Sin embargo, un desenlace similar ocurrió también en México. Recordemos el caso de la conductora de MVS, Pamela Carderia, quien publicó un reportaje sobre los víveres que mandó en apoyo a los damnificados del terremoto de Turquía en 2023. Según relató, a través de los AirTags descubrió que una bolsa de arroz terminó en un mercado de Tacuba, Ciudad de México, y un paquete de papel de baño fue llevado a una escuela que alberga “un banco de alimentos de un diputado”.
Cortesía de Xataka
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