Una resistencia cultural en el urbanismo: librerías del Centro de Guadalajara


El Centro Histórico de Guadalajara es un punto de encuentro donde la diversidad cultural es una de las riquezas que lo hacen único y especial. Recintos históricos y culturales como el Teatro Degollado y la Catedral de Guadalajara son algunos de los que pueden entrar en la larga lista. Entre ellos se encuentran joyas ocultas, pero no menos importantes, en el corazón de la ciudad: “las librerías del Centro de Guadalajara”.

Por parte de El INFORMADOR, recorrimos las calles del Centro de Guadalajara en busca de aquellas librerías que aún resisten en esta zona de la ciudad, para conocer la historia que guardan, a las personas que las mantienen vivas y cómo han logrado subsistir con el paso del tiempo.

Librería Guadalajara

El recorrido inició en la Librería Guadalajara, ubicada en la calle José María Morelos 589, a un costado del estacionamiento “Parroquia”. Al entrar, lo primero que se observa es una estantería amplia con títulos diversos que despiertan la curiosidad por hojear y dejarse atrapar por la magia de algún libro. A la entrada de la librería se encuentra el señor Ysmael Esquibel Guzmán, un hombre atento, cuya amabilidad y pasión por la lectura destacan a primera vista.

La Librería Guadalajara, ubicada en la calle José María Morelos 589. EL INFORMADOR/ A. Solis 
La Librería Guadalajara, ubicada en la calle José María Morelos 589. EL INFORMADOR/ A. Solis 
 EL INFORMADOR/ A. Solis  
 EL INFORMADOR/ A. Solis  

Los géneros de lectura varían desde filosofía e historia hasta matemáticas, ciencias y más. Pero eso no es todo: entre los tesoros que alberga este local, los juguetes didácticos de madera también ocupan un lugar especial. Ysmael asegura que, gracias a estos productos, la librería ha logrado mantenerse, ya que llaman la atención de los padres que buscan que sus hijos aprendan y se diviertan sin necesidad de recurrir a un aparato electrónico.

EL INFORMADOR/ A. Solis 
EL INFORMADOR/ A. Solis 

Su gusto por la lectura inició a temprana edad: “Encontraba un suplemento cultural de EL INFORMADOR que salía los domingos”. Ysmael recuerda su juventud como una aventura en la que la literatura se convirtió en su pasión y vocación, lo que lo impulsó a fundar la Librería Guadalajara. “Fue un poquito azaroso el comienzo y, al día de hoy, pues sigue siendo igual”, expresó, refiriéndose al reto que implica mantener el negocio en pie. “Las librerías son negocios que vivimos al día… son negocios de mucho trabajo y compromiso”, apuntó.

Entre algunos de los retos a los que debe enfrentarse Ysmael están las rentas altas en el Centro Histórico de Guadalajara. Sin embargo, el negocio y las ventas resisten. Comparte que un gran porcentaje de sus clientes proviene del turismo, además de personas que llegan desde municipios aledaños como Tlajomulco. Destaca que el nuevo proyecto de la Línea 4 del tren podría beneficiar a su negocio, ya que facilita el traslado de este sector de la población hacia el centro.

Pese a los obstáculos que enfrenta día a día, la vocación es más fuerte. Esa pasión se alimenta con la satisfacción de los fieles lectores que regresan y agradecen las lecturas recomendadas por Ysmael. “Es un compromiso de humanidad, de estar cerca del otro ser humano”, destaca, al hablar de la empatía y la atención que implica brindarle tiempo, escucha y guía a cada lector.

 EL INFORMADOR/ A. Solis
 EL INFORMADOR/ A. Solis

Libreria Cervantes

Siguiendo el recorrido por el Centro Tapatío, se encuentra otra joya oculta, fundada por Alberto Cervantes, a quien comúnmente se le puede ver en la entrada de este espacio cultural, esperando a sus clientes con un café en mano: la Librería Cervantes, espacio de venta de libros usados, ubicada en Av. Juárez 582 y fundada en 1985 —fecha aproximada—. Lo que comenzó con la venta de libros de puerta en puerta evolucionó hasta convertirse en este reconocido lugar de la ciudad.

El señor Cervantes relata su experiencia como librero, en la que, al inicio, su labor consistía en la venta directa, promoviendo libros de arte —por ejemplo— en la Escuela de Artes de Guadalajara. Gracias a su pasión por los libros, su trabajo único de venta que le caracteriza fue recomendado de boca en boca, lo que le permitió llegar a más clientes; y así emprender su propio negocio.

Al igual que Ysmael, el señor Cervantes se beneficia del turismo; su esencia única en su oficio ha atraído incluso a clientes de otros estados de México, que viajan a visitar la Librería Cervantes por recomendación.
Además, la Librería Cervantes también destaca por ser un punto de promoción para autores locales que se han acercado en busca de un espacio para difundir sus obras, lo que refleja su impacto positivo y su papel de resistencia cultural dentro de la comunidad de Guadalajara.

A pesar de que la inestabilidad económica está presente y se enfrentan dificultades con los gastos, la librería ha logrado subsistir poco a poco. Una ventaja, menciona Cervantes, es su ubicación, ya que, al estar en una avenida concurrida —especialmente los domingos con la conocida Vía RecreActiva—, se incrementa la visibilidad del local. Es así como este espacio literario ha sobrevivido al paso de los años, y generación tras generación ha recorrido sus pasillos repletos de estantes y libros.

José Barba Librero

Otro punto de lectura del tour cultural es la José Barba Librero, fundada por José en 2019, ubicada en Manuel López Cotilla 491, un espacio que, a simple vista, llama la atención por su decoración moderna y por su ambientación relajada: desde la luz cálida para disfrutar una amena lectura hasta la música tranquila que te lleva a un trance de paz. Todo ello atrae a más de uno a entrar, en un ambiente pensado para que el lector hojee con calma aquel libro usado que capte su atención.

José ha dedicado la mayor parte de su vida al campo editorial, experiencia que lo llevó a dar el gran salto al emprendimiento y fundar su propia librería. “La aventura de ser emprendedor es siempre un desafío… Nunca vas a ver un aguinaldo los primeros años”, enfatizó, al hablar del reto económico que implica este noble oficio.
Ese reto se refleja en dificultades concretas, como cuando, en ocasiones, ni siquiera alcanza para cubrir la renta del local o el sueldo de los empleados. 

Por otro lado, José resaltó la creciente lejanía de muchas personas con la lectura de materiales impresos, lo que vuelve aún más desafiante la venta de libros físicos en la actualidad. Agregó que, en esta era moderna marcada por la inmediatez y la falta de tiempo, “la gente cada vez tiene menos tiempo, pasamos más y más tiempo en el trabajo y consumidos en la visión que todos tenemos: en el teléfono”, puntualizó. En la era actual resulta más accesible y tentador consultar información, aprender o mantenerse informado a través de contenido digital, como las redes sociales o la inteligencia artificial.

Sin embargo, no todo se torna oscuro, pues la luz aparece cuando entra por la puerta una persona que, atraída por la librería, enciende en su interior el deseo de conocer más. “Se trata de que tú metas la mano al librero, que levantes el libro, que lo hojees, que veas la contraportada”, describió José sobre la experiencia que viven sus clientes al ingresar a este espacio literario.

Entre los libros más vendidos, destacó aquellos de superación personal, autoayuda y catolicismo. “Buena parte de mi sustento cotidiano está sustentado en libros religiosos”, enfatizó.

Librería Lumiere

A tan solo una cuadra de José Barba Librero se encuentra la Librería Lumiere, fundada por Pedro Mora, ubicada en la calle Manuel López Cotilla 514. Su historia se remonta a la Ciudad de México, y las oportunidades de venta la hicieron migrar a la Perla Tapatía, donde continúa vigente. Fernanda Mora, nieta de Pedro, y Esperanza Mora, hija de este mismo, siguen encendiendo el motor de este rincón literario, que comenzó siendo un negocio de venta de libros jurídicos. 

No obstante, el cambio de leyes y la modernidad fueron motivo para reinventarse e implementar un contenido diferente: libros usados. Entre los ejemplares que se pueden encontrar hay desde libros antiguos hasta novedades y lanzamientos recientes.

Además, al encontrarse en una zona frecuentada por los tapatíos y poblaciones aledañas, Fernanda destacó que la ubicación les beneficia, ya que, al tratarse de una ruta de transporte público, se convierte en un punto seguro de venta.

Entre los retos a enfrentar está la inestabilidad económica, ya que, de acuerdo con Fernanda, estas afectaciones impactan el bolsillo de los clientes y las ventas suelen bajar debido a algunos precios elevados en ciertos libros; sin embargo, siempre se busca que la venta de libros sea accesible.

Asimismo, la era digital ha impulsado las ventas en línea, las cuales adquirieron fuerza durante la pandemia de Covid-19 y se posicionan como una de las principales opciones para adquirir libros. Sin embargo, Fernanda no lo considera negativo: “Yo no lo veo como un enemigo, lo veo como una herramienta para las personas que están desde casa y no pueden salir”.

Por otro lado, subraya la posibilidad de que la gente no elija como primera opción comprar libros usados. “Yo sé que el libro nuevo es muy bonito… pero dejamos de ver que pueden existir otro tipo de historias que ya nunca más van a estar presentes en otra librería como lo es en este tipo de libros”, expresó.

Pese a que la variedad de libros se caracteriza por ser antiguos, las personas jóvenes se interesan en explorar esta aventura, pues entre los principales clientes que visitan la librería se encuentra este sector poblacional, cuya curiosidad los alienta a buscar más allá de la pantalla de un celular.

Librería Hispánica

Finalmente, más no menos importante, este recorrido cultural cierra con la Librería Hispánica, ubicada en la calle Enrique González Martínez 139. Con 34 años de historia, este negocio de valor y unión familiar sigue resistiendo a los cambios de la urbe. Fue fundada por Alberto Martínez Pérez, un apasionado de la lectura que plasmó ese amor en este significativo lugar que, más allá de parecer una librería común, posee una atmósfera que te transporta a un cálido hogar lleno de libros, donde siempre serás bienvenido con una taza de café por Clara Martínez y su hermana, Laura Cristina Martínez, hijas del señor Alberto, quienes continúan con el legado de este espacio de riqueza cultural. 

ESPECIAL 
ESPECIAL 
ESPECIAL 
ESPECIAL 
ESPECIAL 
ESPECIAL 

“Los clientes se sienten en casa… no deseamos que compren y se vayan. Muchos llegan también a platicar, les ofrecemos un café, jugamos ajedrez, escuchamos sus problemas, ya que en muchas ocasiones sólo quieren ser escuchados. Hay personas que ya se convirtieron en amigos más que en clientes”, compartió Clara con EL INFORMADOR sobre su experiencia como librera, quien resaltó que, más que compradores, hay personas que han entablado vínculos afectivos con la librería.

“Hay personas que ya se convirtieron en amigos más que en clientes”, compartió Clara con EL INFORMADOR. ESPECIAL  
 ESPECIAL
 ESPECIAL

La librería es frecuentada principalmente por estudiantes universitarios, destacó, ya que es un punto de venta de libros académicos. El incremento constante en los precios de este tipo de material es una de las razones por las que la Librería Hispánica es preferida por este sector poblacional, pues conocen lo difícil que puede ser conseguirlos, y aquí encuentran opciones más accesibles. “Si eres estudiante, tienes el 10 % de descuento asegurado”, compartió Clara.

El Centro Histórico de Guadalajara es una zona de la ciudad donde comúnmente se realizan obras tanto de remodelación como de rehabilitación. Actualmente está en marcha una intervención cuya primera etapa —iniciada el pasado 7 de julio— se enfoca en espacios emblemáticos como Plaza de la Liberación, Plaza Fundadores y la Fuente Cabañas, con una duración estimada de ocho meses. Esta será complementada con mejoras urbanas a cargo del gobierno municipal.

A pesar de que las autoridades han asegurado que no habrá cierres viales durante el desarrollo de las obras, con el fin de facilitar el paso peatonal y vehicular, la incertidumbre persiste en algunos locatarios. Tal es el caso de Clara, quien compartió que en experiencias pasadas la historia fue distinta: “El cerrar una atracción como es el Centro Histórico… sí nos afecta, la verdad”, destacó, subrayando que el flujo peatonal incrementa sus posibilidades de venta. Asimismo, señaló que la pandemia ha sido otro factor que ha influido negativamente, pues desde entonces las ventas de libros han disminuido considerablemente.

Las librerías del Centro de Guadalajara son joyas ocultas que, gracias a su resistencia, resiliencia y esfuerzo, persisten y salen a la luz del sol diariamente. Aunque el panorama pueda parecer incierto, siempre existe una motivación e historia detrás que impulsa a las y los libreros a levantarse cada mañana para seguir con este respetable oficio: rincones culturales que alberga el Centro Histórico de Guadalajara.

* * * Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp * * *

AS

Cortesía de El Informador



Dejanos un comentario: