Una verdadera fiesta musical para la celebración de los primeros 100 años de la Orquesta Estable del Colón

La apertura de la temporada de la Orquesta Estable del Teatro Colón, en el centenario de su creación, fue una verdadera celebración bajo la dirección de Evelino Pidò.

El maestro italiano llevó adelante un programa sinfónico en dos partes que combinó el romanticismo alemán y vienés: la monumental Sinfonía Nº 9 “La Grande” de Schubert y la Sinfonía Nº7 de Beethoven, una de las obras más originales del repertorio clásico-romántico.

Ambas sinfonías comparten el papel esencial que juega el ritmo en la construcción de la forma y la energía general en cada una de las obras.

Evelino Pidò inyectó su singular vitalidad a la orquesta, logró interpretaciones vibrantes de ambas obras y el lucimiento de toda la orquesta.

La noche abrió con la Sinfonía Nº 9, un hito en la evolución de la sinfonía romántica, combina la influencia estructural de Beethoven con la distintiva voz melódica de Schubert.

Es una sinfonía de una arquitectura monumental, una tour de force rítmica, que en las manos de Pidò brilló con su grandeza y expresividad de punta a punta, gracias al control rítmico, la claridad en la conducción de transiciones y un sentido del equilibrio orquestal.

La música no perdió su impulso en ninguno de los extensos movimientos externos, aun con cierta dificultad de los contrabajos para sostener con fuerza y precisión la propulsión rítmica del extenuante primer movimiento.

Enérgicos y efectivos. La Orquesta Estable del Colón, con el director italiano Evelino Pidò. Foto: Juanjo Bruzza/Prensa Teatro Colón

Con su sentido de la fuerza arquitectónica, Pidò quiso unir sin pausa el contrastante carácter festivo del Scherzo con el Andante con motto que lo precedió, pero los aplausos -y los más irritantes¡Shhh! ¡Shhhhh!- interrumpieron su impulso.

Tal vez, para los próximos conciertos en el Teatro Colón, haya quedado un registro que contener el aplauso entre movimientos no es una mera convención vacía, sino que tiene un fuerte sentido musical, preparar la escena para el siguiente movimiento y que la música fluya suavemente.

Todo siguió fluyendo

En la segunda parte del concierto con la Sinfonía Nº7 de Beethoven todo volvió a fluir entre director y orquesta. Pidò, con su elegancia característica, llevó adelante con maestría el sentido de progresión acumulativa de la sinfonía.

El segundo movimiento, el alma de la obra, se mueve sutilmente con pequeñas adiciones, suele tocarse lento y con un espíritu fúnebre, a pesar de que Beethoven indicó allegretto en la partitura. El tempo que eligió Pidò no pudo ser más justo y el movimiento fluyó con una belleza y delicadeza desarmantes. Tanto el Scherzo como el último movimiento sonaron electrizantes.

La Orquesta Estable del Colón cumplió 100 años y el festejo fue a pura música. Foto: Juanjo Bruzza/Prensa Teatro ColónLa Orquesta Estable del Colón cumplió 100 años y el festejo fue a pura música. Foto: Juanjo Bruzza/Prensa Teatro Colón

La Orquesta no pudo tener un comienzo más auspicioso, el cariño y el respeto por el director italiano (la orquesta trabajó con él en temporadas anteriores), con quien se produce una sinergia especial, se proyectó en la alegría y placer evidentes por hacer música. Nada mejor para una celebración.

Después de las intensas y sonoras ovaciones, el director italiano agradeció el honor de haber sido convocado para dirigir la orquesta en su aniversario centenario y a continuación ofrecieron, a modo de bis, la Marcha Radetzky de Strauss. Pidò dirigió con gracia el acompañamiento de los aplausos del público, y este volvió a agradecer con otros interminables aplausos la fiesta musical que se acababa de disfrutar en una noche inolvidable.

Ficha

Calificación: Excelente

Concierto de la Orquesta Estable del Teatro Colón.

Director: Evelino Pidò Programa: Franz Schubert, Sinfonía Nº 9 en do mayor, D. 944 “La Grande”; Ludwig van Beethoven, Sinfonía Nº 7 en la mayor, Op. 92 Función: martes 18 de febrero Lugar: Teatro Colón.

Cortesía de Clarín



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