El consumo de bebidas azucaradas, refrescos y zumos podría estar detrás de uno de cada diez nuevos casos de diabetes de tipo 1 y 2 en el mundo. Según afirma un estudio internacional publicado este mismo lunes en la revista ‘Nature Medicine’, la ingesta de estos productos con una alta carga de azúcares podría vincularse a más de 2 millones de diagnósticos de diabetes al año. El análisis también ha hallado un vínculo entre el consumo de estas bebidas con un aumento de las enfermedades cardiovasculares. Sobre todo, en el caso de hogares vulnerables y países en vías de desarrollo. “Estos hallazgos destacan la necesidad de regular la venta y el consumo de bebidas azucaradas en todo el mundo a fin de reducir las cargas de enfermedades asociadas“, afirma el equipo responsable de este trabajo, liderado por la investigadora Laura Lara Castor.
La investigación, encabezada por la Universidad de Washington, ha tomado como punto de partida la información recopilada en la ‘Base de datos global sobre dietas’ (GDD), donde se reúnen datos sobre los hábitos alimenticios y las enfermedades de casi tres millones de personas de 184 países del mundo. A partir de ahí, los investigadores realizaron una serie de análisis y simulaciones para estudiar la incidencia del consumo de bebidas azucaradas en la salud ciudadana por periodos de aproximadamente unos 30 años. Y fue ahí cuando, tras varios análisis estadísticos avanzados, observaron un claro vínculo entre el consumo de estos productos y una mayor incidencia tanto de diabetes como de enfermedades cardiovasculares en general. Algo que, indirectamente, también conlleva una tasa de mortalidad prematura más alta.
El consumo de refrescos se vincula con 2,2 millones de casos anuales de diabetes y 1,2 millones de diagnósticos de enfermedades cardiovasculares
El estudio concluye que las personas que consumen una bebida azucarada al día o más tienen un mayor riesgo de sufrir diabetes o enfermedades cardiovasculares. En este sentido, el análisis hace especial hincapié en el riesgo que supone el consumo de bebidas con azúcares añadidos (sobre todo aquellas que incluyen más de 50 kcal por 240 ml), entre las que se incluyen desde los refrescos tradicionales hasta las bebidas energéticas y los zumos de fruta. Según esgrimen los autores de este trabajo, los registros indican que el consumo de estas bebidas se puede vincular con al menos 2,2 millones de casos de diabetes al año (un 9,8% del total), con 1,2 millones de diagnósticos de enfermedades cardiovasculares (3,1% del total) y con al menos 80.000 muertes por diabetes y 250.000 muertes por problemas del corazón.
Medidas para reducir los daños
Este fenómeno se ha observado en todos los países y regiones del mundo pero, tal y como muestran los registros, la mayor carga recae en los hogares vulnerables y en los países en vías de desarrollo. En Latinoamérica y el Caribe, por ejemplo, el consumo de bebidas azucaradas es tan elevado que se estima que el riesgo de desarrollar diabetes es de casi el 25%. Por el contrario, en el sur de Asia se observan tasas de incidencia mucho más bajas debido a que este tipo de productos no se consumen de forma tan extendida.
En el caso concreto de España, donde el consumo medio de estas bebidas es de unas tres raciones a la semana, se observa que la incidencia de la diabetes ha aumentado en la misma línea que en los demás países del globo.
Los autores reclaman medidas como prohibir los anuncios de bebidas azucaradas dirigidos a niños o adolescentes
Los autores de este trabajo afirman que el consumo de bebidas azucaradas está contribuyendo a un problema de salud pública a escala global y, por eso mismo, plantean una batería de soluciones para abordar este fenómeno. Empezando, por ejemplo, por pedir a los propios fabricantes que reformulen todos aquellos productos con un contenido de azúcar más elevado, prohibir (o limitar) los anuncios de bebidas azucaradas dirigidos a niños y adolescentes, incorporar un sistema de etiquetado que alerte del elevado contenido de azúcar de estos productos. Asimismo, los especialistas abogan por crear campañas educativas tanto para niños como para adultos para concienciar sobre el riesgo que supone la ingesta continua de este tipo de bebidas y, en general, la necesidad de mantener hábitos alimentarios más saludables.
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Cortesía de El Periodico
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