Verás y el registro de la poesía monumental, de Raúl Zurita, llegan a la Casa del Lago 

Por: Cultura UNAM

Después de 24 años de imaginarlo y perseguirlo como un sueño que parecía escaparse entre la niebla, el poeta chileno Raúl Zurita logró concretar una hazaña casi imposible: escribir un poema (Verás) sin tinta ni papel, y valerse únicamente sólo de la luz y los paisajes de la naturaleza. 

El domingo 24 de marzo de 2024, justo al caer el sol, Raúl Zurita, en compañía de los hermanos Andrea y Octavio Gana (integrantes del colectivo artístico Delight Lab) y el apoyo de la Fundación Engel, proyectó sus versos sobre un acantilado de 800 metros de altura en Caleta Vitor, al sur de Arica, en el norte de Chile.

En esos instantes, palabras gigantescas, cada línea ocupando hasta 300 metros de ancho, emergieron como fantasmas luminosos en la roca viva frente al mar, en una experiencia que, según describieron los participantes, fue a la vez mística y descomunal. Al mismo tiempo, el poeta autor de Purgatorio (1979), Anteparaíso (1982) y Guárdame dentro de ti (2018), recitaba sus versos en voz alta mientras la noche caía, como si invocara recuerdos y voces de los muertos, en un acto de resistencia poética que atravesaba el tiempo y el espacio.

El poema, que no cabe en libros ni museos, se desplegó con versos como “Verás un mar de piedras”, “Verás margaritas en el mar” y “Verás un Dios de hambre”, para cerrar con un verso que quedó suspendido en la piedra hasta el amanecer: “Y llorarás”. 

Diecinueve imágenes que registran esta obra serán exhibidas en las rejas de la Casa del Lago UNAM, a partir del sábado 14 de junio a las 13:00 horas.

La obra de Raúl Zurita

Raúl Zurita (Santiago, 1950), ganador del Premio Nacional de Literatura de Chile, del Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y del Pablo Neruda, ha empujado los límites del lenguaje hasta donde parecía que ya no quedaba nada que decir, para demostrar que no se necesita tinta ni papel para crear arte literario.

Verás no es sólo arte ni sólo poesía, es una manera de decir que todavía hay cosas que deben ser vistas, a pesar del dolor que implique hacerlo.

Este proyecto es la culminación de una trilogía iniciada hace más de cuatro décadas: en 1982 Zurita trazó versos en el cielo de Nueva York con aviones, y en 1993 grabó la frase “Ni pena ni miedo” en el desierto de Atacama, una herida de más de tres kilómetros tallada en la tierra. Ahora, con la luz, la noche y el mar como escenario, llevó su poesía a un nivel nuevo, un territorio salvaje donde el dolor, la belleza y la historia se encuentran sin pedir permiso.

Zurita no escribe para decorar la vida, sino para atravesarla. Su obra es una respuesta poética a la violencia, al trauma y al vacío que dejaron las dictaduras y las ausencias.

Cortesía de Chilango

Dejanos un comentario: