Verdad, justicia, amor y libertad: pilares de paz

En el contexto de una fecha simbólica para el cristianismo, aprovecho la ocasión para hacer una pausa y retomar valores universales.

Aún en los momentos de mayor conflictividad entre los países, se establece una tregua con motivo de fechas tan importantes para toda religión como la reflexión del mensaje de paz.

A propósito del coloquio del título de esta colaboración, organizado por el Consejo Pontificio Interreligioso, S.S. Juan Pablo II (QPD) se dirigía a la humanidad a través de los líderes religiosos haciendo un llamado a la meditación sobre los valores de la verdad, la justicia, el amor y la libertad, como pilares de la paz.

Hace más de veinte años, reconocía que era “particularmente urgente la necesidad de diálogo, comprensión y cooperación entre las grandes religiones del mundo, en especial entre el cristianismo y el islam.” Y nada tan vigente como esa necesidad de diálogo, comprensión y cooperación en la actualidad, no sólo entre las grandes religiones del mundo, sino incluso entre todos los segmentos y miembros de la humanidad.

El intercambio de ideas que se genera a través de un diálogo respetuoso y constructivo redunda en la comprensión y cooperación, insisto, no sólo entre las grandes religiones del mundo, sino entre todos los segmentos de la humanidad que se encuentran confrontados y distantes.

Imaginemos por un momento que si los líderes de las grandes religiones del mundo logran construir un espacio de diálogo, a partir de valores universalmente compartidos, cómo es que los demás líderes no puedan construir un espacio de diálogo, comprensión y colaboración similar.

El líder de la Iglesia Católica decía entonces que “De hecho, la religión está llamada a construir puentes entre las personas, los pueblos y las culturas, a ser signo de esperanza para la humanidad.”

Esa función que S.S. reconocía para la religión, estimo que podría ser aplicada a la política, la verdadera política, que puede ser considerada también llamada a construir puentes entre las personas, los pueblos y la culturas, a ser un signo de esperanza para la humanidad.

En una colaboración anterior hacía alusión a que la política no sólo tiene la acepción de la actividad para acceder y mantener el poder, sino que, considero, que la política también puede estar llamada a construir ese diálogo entre las personas, los pueblos y la culturas a propósito de la verdad, la justicia, la libertad como pilares de paz.

En muchas partes del territorio nacional padecemos una confrontación bélica sin precedentes en cuanto a su violencia y letalidad. Hemos abandonado el método elemental para alcanzar la comprensión y colaboración en la consecución de la paz.

Porqué si los líderes de las más importantes religiones logran encontrar puntos de convergencia a partir de los cuales se pueda establecer un diálogo constructivo y respetuoso, y es tan difícil para los líderes de las diferentes organizaciones políticas y sociales de nuestro país lograr también un diálogo constructivo y respetuoso.

Lamentablemente, si los principales líderes de nuestro país continúan en la espiral de violencia verbal, ello genera un efecto cascada negativo entre miembros de las mismas familias, lo que genera también polarización y división entre padres y hermanos.

En la medida en que se logrará generar espacios de diálogos de comprensión y colaboración entre los principales líderes político-sociales, también podría generar un efecto positivo hacia el interior de las propias familias de nuestro país.

Sin duda alguna, que existen puntos de divergencia y confrontación entre los integrantes de nuestra sociedad, y ellos son parte de nuestra propia riqueza cultural, sin embargo, no podemos edificar nuestra convivencia a partir de las divergencias, sino por el contrario, de nuestras coincidencias que conforman a esta gran nación y país.

Estos días son días de reflexión, meditación y serenidad a propósito de un mensaje de paz y de esperanza. Si las naciones en conflicto bélico hacen esa pausa, si los líderes de las grandes religiones pueden dialogar a propósito de los pilares de la paz mundial, nosotros también podemos hacer una pausa para reflexionar sobre la justicia, la libertad, y la paz entre nosotros.

Cortesía de El Economista



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