Viajar con mamá: destinos para celebrar el 10 de mayo con estilo

Destinos perfectos en México para viajar con mamá

1. Valle de Bravo: retiro entre árboles y masajes

Para la mamá zen o la que necesita un break, Valle es siempre buena idea. Hospédate en un hotel boutique con spa (como Rodavento o Casa Chichipicas), agenda un masaje en pareja, toma una clase de yoga con vista al bosque y termina el día con vino frente a la chimenea.

Tip: busca experiencias como baños de bosque o rituales temazcal. Una manera distinta de reconectar… y recargar.

2. Ruta del vino (Querétaro o Baja): brindis con mamá

Si lo suyo es el vino, sorpréndela con un roadtrip por viñedos. En Querétaro, visita Freixenet, La Redonda o Viñedos Azteca, ideales para un tour corto, con catas y comida entre parras. ¿Tienen más tiempo? Váyanse a Valle de Guadalupe, en Baja California: arquitectura de ensueño, vinos top y gastronomía espectacular. Hospédate en un glamping con vista a los viñedos y haz un brunch en Fauna o Cuatro Cuartos. Mamá nunca olvidará ese brindis.

3. Sayulita o San Pancho: brunch frente al mar y tardes de hamaca

Para una mamá relajada (o que necesita serlo), las playas bohemias son el plan perfecto. Vuelen a Puerto Vallarta y escápense a Sayulita o San Pancho, donde el ritmo baja, el sol brilla y la comida tiene sabor a vacaciones. Haz reservación para un desayuno frente al mar (como en La Rústica o Barracuda), caminen por las calles coloridas y dense una clase de paddle yoga si se sienten aventureras. El mood aquí es: chanclas, ceviche y cero prisa.

4. CDMX staycation: lujo y cultura sin salir de la ciudad

¿Sin tiempo para salir? Arma una escapada urbana con estilo. Reserva en un hotel con encanto (como Sofitel, Círculo Mexicano o The Alest) y combinen arte, brunch y vistas. Haz un recorrido por galerías, terminen en un spa, y celebren con cocteles en un rooftop. A veces no hay que ir lejos para vivir algo nuevo.

El viaje es el regalo

Más allá del destino, lo que hace especial este viaje es compartirlo con ella. Reírse de camino, probar algo nuevo juntas, tener conversaciones sin prisa. Porque a veces, el mejor “te quiero, mamá” se dice con una maleta, una playlist compartida… y una reservación hecha con cariño.