¿Y dónde están los embajadores?

Mientras las ciudades empiezan a llenarse de luces y villancicos navideños, México aparece en los radares internacionales por un motivo menos festivo: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia e Italia han emitido alertas para que sus ciudadanos eviten viajar a nuestro país.

Y hay solo dos explicaciones posibles. La primera, que los embajadores Carlos Joaquín González, Josefa González-Blanco, Blanca Jiménez y Genaro Lozano son figuras sin trayectoria diplomática que no saben cómo atraer inversiones, defender la imagen del país, ni generar confianza en el extranjero.

Quizás se salva el embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma, porque claramente, la relación bilateral la controlan directamente la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente Donald Trump.

Y la segunda explicación es más incómoda todavía: que en el mundo tampoco le creen a la presidenta Claudia Sheinbaum cuando afirma que la violencia en México va a la baja.

Para los estadunidenses, la advertencia general es de Nivel 2, lo cual significa tener mayor precaución, pero también hay zonas Nivel 3 (reconsiderar los viajes) y Nivel 4 (no viajar, en definitiva). Y citan como riesgos el homicidio, robo, secuestro y actos de terrorismo.

Canadá también recomienda ejercer mayor precaución. Subraya la frecuencia de delitos violentos como homicidio, secuestro, robo de vehículo, asalto y advierte sobre retenes carreteros, que no siempre pertenecen a autoridades legítimas.

El Reino Unido les advierte a sus ciudadanos sobre protestas que pueden escalar a niveles peligrosos, criminales que se hacen pasar por policías y, todavía peor, verdaderos agentes de seguridad que extorsionan a turistas. También mencionan el riesgo de ser víctimas de secuestro exprés y el aumento de violencia ligada al narco.

Las autoridades francesas son igual de directas: alertan sobre asaltos frecuentes en el transporte público, sugieren pagar derechos de paso en bloqueos carreteros, especialmente en Chiapas, para evitar agresiones, y desaconsejan viajar a estados como Sinaloa, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Colima y Baja California.

Italia, por su parte, señala que la seguridad pública en México está gravemente comprometida por la proliferación del crimen organizado y los enfrentamientos entre bandas rivales. Señalan guerras internas, como las que han sacudido Sinaloa, y recomiendan limitar al máximo las salidas fuera de los hoteles en la Riviera Maya.

¿Si los turistas ya no se sienten seguros, qué queda para quienes vivimos aquí?

Si un extranjero debe cuidarse de retenes falsos, extorsiones policiales y balaceras en zonas turísticas, imagina lo que enfrenta una familia mexicana que viaja por carretera para ver a sus abuelos en Navidad, quien usa el transporte público todos los días, o quien atiende un comercio en un barrio donde los derechos de piso se cobran con violencia.

Pero mientras crece el desprestigio de nuestro México en el extranjero, en Palacio Nacional siguen utilizando el servicio exterior para pagar favores políticos a exgobernadores, exfuncionarios, periodistas, o personas que han apoyado al partido en el poder.

México no necesita más discursos de soberanía herida, cada que se publica una alerta internacional. Necesita resultados. Y necesita que sus embajadoras y embajadores cuenten con carrera diplomática y experiencia en el servicio diplomático, para defender los intereses nacionales, operar el diálogo y la negociación y avanzar en la reconstrucción del prestigio nacional.

Cortesía de El Economista



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