¿Y si los pagos cotidianos ya existían hace 3.500 años? El hallazgo de 23.000 fragmentos metálicos revelan una economía sorprendentemente moderna en la Edad del Bronce europea

Durante décadas, la arqueología ha mirado a la Edad del Bronce europea como un periodo dominado por élites guerreras, sistemas de intercambio rudimentarios y economías basadas más en el prestigio y el ritual que en el valor monetario. Pero un estudio publicado en Nature Human Behaviour lanzó una hipótesis que, de confirmarse, supone un giro radical en nuestra comprensión del pasado: hace más de 3.500 años, los “europeos” ya podían estar utilizando fragmentos de metal como dinero, de forma muy similar a la que usamos hoy.

El estudio, realizado por los investigadores Nicola Ialongo y Giancarlo Lago, se basa en el análisis de más de 23.000 objetos de cobre y aleaciones procedentes de antiguos escondites o “tesoros” hallados en países como Italia, Suiza, Austria, Eslovenia y Alemania. La conclusión principal es tan directa como revolucionaria: a partir del año 1.500 a. C., los fragmentos de metal que circulaban en estos territorios no eran meros desechos ni restos de herramientas rotas, sino unidades de valor con pesos estandarizados que podrían haber funcionado como auténtico dinero.

El dinero oculto en los fragmentos

Desde el siglo XIX se han encontrado miles de fragmentos en Europa, consistentes en acumulaciones de objetos de metal enterrados, a veces cuidadosamente organizados, otras aparentemente caóticas. Su significado ha sido objeto de debate: ¿eran ofrendas religiosas?, ¿acopios para fundir más tarde?, ¿símbolos de poder o riqueza?

Este nuevo trabajo propone una lectura distinta: los fragmentos metálicos serían restos de transacciones cotidianas, como el cambio en una compra o el pago de una deuda. A partir de simulaciones estadísticas y análisis de distribución de pesos, los autores demuestran que el patrón que siguen estos objetos no es aleatorio. Muy al contrario: se ajusta al mismo tipo de distribución que vemos hoy en los gastos de cualquier familia moderna, donde predominan las pequeñas transacciones diarias frente a las compras de gran valor.

Un tesoro de fragmentos metálicos de la Edad del Bronce hallado en Weißig, Alemania
Un tesoro de fragmentos metálicos de la Edad del Bronce hallado en Weißig, Alemania. Foto: J. Lipták/Landesamt für Archäologie Sachsen

Lo más impactante es que ese patrón no surge por casualidad. Cuando los investigadores simulan un sistema de fragmentación aleatoria (por ejemplo, romper objetos sin criterio, para rituales o para fundir), el resultado no se parece en nada al registro arqueológico. En cambio, cuando simulan un modelo económico basado en mercado, con compradores y vendedores intercambiando piezas metálicas por bienes de distinto valor, el resultado se ajusta sorprendentemente bien a los datos reales.

Otro descubrimiento clave es la aparición, desde ese mismo momento (alrededor del 1500 a. C.), de un sistema de pesos común en gran parte del continente. Una especie de “unidad europea” de alrededor de 10 gramos aparece en diferentes regiones, lo que sugiere un estándar compartido para valorar objetos y bienes. La estandarización es un requisito esencial para cualquier sistema económico avanzado, y esta evidencia refuerza la hipótesis de que existía una red continental de intercambio monetizado.

Lejos de la imagen de tribus aisladas o jefes dominando todo el comercio, este nuevo enfoque sugiere una economía más horizontal, donde la población común —los agricultores, los artesanos, las familias del día a día— participaba activamente en el consumo y la circulación del dinero. Una idea que desbanca la visión clásica del poder centralizado y las élites como únicos actores económicos.

La invisibilidad de los comunes

La Historia tiene un problema recurrente: suele hablar solo de los poderosos. Reyes, guerreros, grandes templos o palacios han ocupado durante siglos el foco de la narrativa histórica. Pero este estudio se une a una corriente creciente que intenta rescatar la vida cotidiana de la mayoría de las personas del pasado, esas cuyo rastro arqueológico suele ser más sutil pero igualmente revelador.

Las herramientas estadísticas empleadas por Ialongo y Lago permiten, por primera vez, observar comportamientos económicos generalizados entre las capas populares de la Edad del Bronce. Si la mayoría de los fragmentos de metal representan pagos o transacciones pequeñas, entonces su existencia misma es prueba de que la gente común compraba, vendía, intercambiaba y consumía en función de sus necesidades y de su capacidad adquisitiva.

Y, si esto es así, también lo es que existía desigualdad económica: una minoría acumulaba piezas de mayor peso y valor, mientras la mayoría manejaba cantidades pequeñas. La sociedad de hace 3.500 años, en definitiva, se parecería más a la nuestra de lo que imaginábamos.

Restos metálicos de la Edad del Bronce ofrecen nuevas pistas sobre el pasado económico de Europa
Restos metálicos de la Edad del Bronce ofrecen nuevas pistas sobre el pasado económico de Europa. Foto: Mark Lodwick/British Museum

¿Una economía de mercado en la Prehistoria?

Los autores del estudio son cautelosos: no afirman que existiera una economía de mercado moderna, ni que el dinero fuera universal. Aceptan que existieron otras formas de intercambio (trueque, crédito, regalos) y que los metales no eran el único medio de pago. Pero sí dejan claro que, al menos entre 1500 y 800 a. C., en ciertas regiones de Europa, el dinero metálico funcionaba como un medio de pago regular, medido por peso y empleado por muchas personas.

Y aquí es donde el estudio conecta con un debate antiguo pero aún vivo en la Historia económica: ¿son las economías modernas una invención reciente, o una evolución de prácticas mucho más antiguas? Durante décadas, la visión dominante —impulsada por el antropólogo Karl Polanyi— ha sido que las sociedades antiguas no se movían por incentivos de mercado, sino por redes sociales, prestigio o redistribución. Este estudio desafía directamente esa idea, al mostrar que, al menos en ciertos contextos, la lógica de oferta, demanda e ingresos ya estaba operando en la Edad del Bronce.

Este hallazgo no solo cambia lo que sabemos sobre el dinero. También cambia cómo entendemos el día a día de las sociedades prehistóricas. No eran economías oscuras controladas por rituales o jefes omnipotentes, sino sistemas vivos en los que personas anónimas tomaban decisiones económicas cada día: cuánto gastar, qué conservar, qué intercambiar.

Y, como en cualquier sociedad con dinero, esas decisiones estaban marcadas por la desigualdad, la necesidad, el ingenio y la oportunidad.

En una época sin monedas ni billetes, el simple acto de romper una pieza de metal podía ser tan cotidiano como hoy lo es sacar la tarjeta del bolsillo. Una rutina olvidada, enterrada durante milenios… hasta que la arqueología y la estadística le han dado voz de nuevo.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de Muy Interesante



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