
A pesar de las fisuras, cada vez más notorias, la Cuarta Transformación mantendrá la ruta (y la narrativa) del primer tercio del sexenio. La continuidad es necesaria porque el pueblo así lo demanda.
Vamos bien y lograremos la prosperidad compartida, es el discurso oficialista. Andrés Manuel López Obrador ha reaparecido para conmemorar el séptimo año de su unción como presidente de México con un inusual —por forzada— espaldarazo a la compañera-comandanta-suprema-y-mejor-lideresa-en-el-mundo.
“Hay que apoyar mucho a nuestra presidenta… no hay que hacerle sombra”. Sonoro, el exhorto del líder tabasqueño parecería más una advertencia a los enemigos de la 4T que un mensaje a las bases morenista.
AMLO confirmó la aparición de su nuevo libro, pero negó que vaya a recorrer el país. Solo saldría de su retiro en La Chingada —advirtió— si Sheinbaum fuera acosada, hubiera un intento de golpe de Estado… o una amenaza externa. Ante tal postura, la duda se impone: ¿Cómo canalizar la irritación social por la inseguridad y la violencia? ¿Cómo corregir las deficiencias y las omisiones del equipo y del partido?
Hace un cuarto de siglo, el líder máximo de Singapur, Lee Kuan Yew pregonaba que las autocracias eran incómodas, pero garantizaban el desarrollo económico y la estabilidad.
Quiso la fortuna que la conmemoración del séptimo año de Morena en Palacio Nacional coincidiera con la visita del premier singaporense, Tharman Shanmugaratnam, invitado por la presidenta Claudia Sheinbaum, al cumplirse medio siglo de relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
Al paso del tiempo, ambas naciones han alcanzado distintos grados de avance político y económico, al margen de cualquier falacia intrínseca o instrumental.
Entre pavorreales, gallinas, monos y zarigüeyas, AMLO llamó a sus huestes a la unidad, sin fisuras. Los tiempos de zopilotes —insiste— no han terminado. Están al acecho buitres y halcones. También reconoce que existe el riesgo de que se impongan el sectarismo y el dogmatismo.
La polarización es el signo de los tiempos. De un lado hay miedo generalizado, corrupción masiva y estancamiento o económico. Del otro lado hay quejas por la incomprensión y el mal agradecimiento por los logros de estos siete años.
A las suspicacias sobre el trasfondo de las recientes protestas, se impone una teoría de la conspiración. Lo más difícil es salvar a la democracia… ¿de la ira rusa, de la ambición china o de la complacencia estadounidense?
Ante la consolidación o la ruptura, la 4T opta por el endurecimiento.
Quizás haya un gobierno semi autoritario inmune a las críticas porque aún mantiene —a costa de encuestas sumamente cuestionables— un amplio respaldo popular.
La cerrazón del régimen es el origen, no la consecuencia, y ha provocado la asfixia de la oposición partidista. Ante tales circunstancias, quizá tiempo de que la sociedad civil despierte y alce la voz para exigir respeto a los derechos humanos, democracia plena y el imperio del Estado de Derecho.
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Cortesía de El Economista
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