Por Argenis Esquipulas
Como se había anticipado en días anteriores, una caravana de aproximadamente 2 mil 500 migrantes de diversas nacionalidades inició hoy su recorrido desde el parque Bicentenario en Tapachula, Chiapas, con rumbo a la Ciudad de México. Esta movilización busca, en última instancia, llegar a la frontera norte de México con los Estados Unidos, donde miles de migrantes esperan poder cruzar hacia territorio estadounidense en medio de un contexto marcado por elecciones y cambios en las políticas migratorias.
La caravana, denominada “No más sangre de migrantes”, expresa su rechazo a la violencia que los migrantes enfrentan en México y busca llamar la atención sobre la crisis humanitaria que se vive en el país debido a la falta de condiciones seguras y adecuadas para su tránsito.
La movilización
Que partió hoy de Tapachula es la única que se concretó de las dos caravanas programadas para el día de hoy 05 de noviembre, ya que la caravana programada desde el parque central de Tuxtla Gutiérrez fue cancelada a última hora. Los organizadores esperan que, en un lapso de cinco días, el contingente que avanzó desde Tapachula llegue al municipio de Arriaga, en la frontera entre Chiapas y Oaxaca, donde se prevé la concentración de más de 8000 migrantes. Ahí, los migrantes planean unirse a otras personas en la carretera costera para formar una “mega caravana” en dirección a la Ciudad de México.
Una de las principales demandas de los migrantes es que el Instituto Nacional de Migración (INM) implemente políticas que faciliten el tránsito seguro por el país, así como apoyo humanitario que les permita continuar su camino hacia el norte. En la capital mexicana, esperan presentar sus peticiones a las autoridades migratorias y de derechos humanos, buscando obtener documentos que les permitan el tránsito seguro por el país sin el riesgo de ser detenidos o deportados.
La caravana
“No más sangre de migrantes” surge en un momento en que la situación para los migrantes en México se ha vuelto cada vez más peligrosa. Según los organizadores, el país ha sido escenario de múltiples ataques y violencia contra personas en tránsito, situación que ha llevado a la muerte de migrantes de distintas nacionalidades en diversas zonas del territorio mexicano. Los organizadores enfatizan que la caravana también es una forma de denuncia ante el incremento de agresiones y la falta de respuesta adecuada de las autoridades mexicanas para proteger a las personas en movilidad.
Uno de los voceros
De la caravana, Yeison Díaz, declaró en una entrevista que el endurecimiento del programa CBP One en Estados Unidos ha complicado enormemente el acceso a asilo en ese país, aumentando la desesperación entre los migrantes. Ante esta situación, la caravana también tiene como objetivo solicitar al gobierno mexicano alternativas de protección, como permisos de residencia o refugio que les permitan trabajar y permanecer de manera legal en el país. Muchos de los integrantes de la caravana expresaron que, si Estados Unidos mantiene sus políticas restrictivas, México podría ser una opción viable siempre y cuando se les permita regularizar su situación y acceder a un empleo seguro.
La caravana está compuesta por personas provenientes de diversos países de América Latina y el Caribe, incluidos Cuba, Nicaragua, Haití, Venezuela, Costa Rica, Honduras, El Salvador y Brasil. La diversidad de nacionalidades refleja una situación migratoria compleja en toda la región, donde miles de personas se ven obligadas a dejar sus hogares debido a crisis económicas, violencia, persecución política y catástrofes naturales.
A lo largo del recorrido
Se espera que las dificultades sean considerables, ya que deberán atravesar zonas con climas extremos y enfrentarse a la hostilidad de algunas autoridades y grupos criminales. Además, las condiciones sanitarias en las caravanas suelen ser precarias, lo que incrementa el riesgo de enfermedades y otros problemas de salud. Las familias con niños pequeños, mujeres embarazadas y personas mayores enfrentan una vulnerabilidad particular durante el trayecto.
A lo largo de su ruta por la carretera costera de Chiapas y Oaxaca, los migrantes deberán sortear múltiples desafíos. El trayecto, que de por sí implica un desgaste físico y mental importante, se complica debido a la presencia de retenes y operativos de seguridad que suelen detener el avance de las caravanas. En muchos casos, los migrantes también enfrentan actos de extorsión y abuso por parte de autoridades locales y grupos delictivos, lo que aumenta la incertidumbre y la desesperación entre los integrantes de la caravana.
Los migrantes
Han expresado su preocupación por el acceso a alimentos y agua durante su recorrido. Los recursos son escasos y dependen en gran medida de la solidaridad de comunidades locales o de organizaciones humanitarias que, en algunos puntos del recorrido, brindan apoyo con alimentos y servicios médicos básicos. Sin embargo, la capacidad de estas organizaciones es limitada y, en muchos casos, no alcanza para cubrir las necesidades de una movilización de tal magnitud.
El endurecimiento del programa CBP One en Estados Unidos ha sido uno de los factores que más ha impulsado a los migrantes a tomar medidas desesperadas como unirse a estas caravanas. CBP One, la aplicación que los migrantes deben usar para agendar citas en los puntos de entrada de Estados Unidos, ha generado frustración por sus constantes fallas y limitaciones, lo cual ha dejado a miles de personas varadas en la frontera sur de México sin opciones claras para avanzar.
Los migrantes que forman parte de esta caravana señalaron que, ante la imposibilidad de acceder a territorio estadounidense, están considerando solicitar al gobierno de México una residencia temporal que les permita trabajar y vivir en el país de manera legal. Para muchos, esta alternativa representa una última esperanza ante el bloqueo que enfrentan en su intento de alcanzar el “sueño americano”.
La caravana
“No más sangre de migrantes” simboliza la desesperación de miles de personas que, huyendo de situaciones críticas en sus países de origen, buscan seguridad y mejores oportunidades. Con su paso por México, los migrantes exigen condiciones de tránsito seguro y el respeto a sus derechos humanos, resaltando la urgencia de una respuesta humanitaria ante la crisis migratoria que afecta a todo el continente.
Las próximas semanas serán clave para el desarrollo de esta movilización, especialmente cuando lleguen a la Ciudad de México, donde esperan ser escuchados por las autoridades mexicanas. En última instancia, para estas personas en tránsito, la caravana es una forma de resistencia y una llamada de atención al mundo sobre la difícil realidad que enfrentan.
Dejanos un comentario: