La Flotilla Yaku Mama viajó desde los Andes hacia la Amazonía rumbo a la COP30, en Belém, Brasil, para exigir justicia climática. Foto: cortesía Hackeo Cultural / Flotilla Yaku Mama para Mongabay Latam
Mirela Sandrini, directora interina del World Resources Institute (WRI) Brasil, dijo que de contar con suficientes fondos, el TFFF podría hacer que “sea más rentable mantener los bosques de pie que deforestarlos”.
Sin embargo, Teresa Anderson, responsable global de justicia climática de ActionAid, cuestionó en un comunicado que se destinen fondos públicos a “instrumentos financieros complejos” —como el TFFF— en vez de otorgarlos directamente a comunidades.
La Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), por ejemplo, presenta 10 demandas que resumen los consensos del movimiento indígena colombiano y latinoamericano, entre ellas la petición de garantizar el financiamiento climático directo, sin intermediarios, de manera que los recursos lleguen real y directamente a las comunidades.
“Las políticas climáticas impuestas desde visiones hegemónicas y coloniales continúan desconociendo nuestro papel como autoridades ambientales y gobiernos propios, reduciéndonos a simples actores sociales, cuando en realidad somos garantes de la continuidad de la vida en el planeta”, indica el Consejero Mayor de la ONIC, Rosalino Guarupe Joropa.
Por su parte, Nelson Bastos, pescador en la isla Marajó en el estado de Pará, Brasil, sostuvo en un comunicado: “¿A quién irá a parar ese dinero? ¿Llegará a las personas que están en el territorio? No. Es solo otra forma que tiene el Gobierno de decir que está en el territorio colaborando en la defensa, cuando en realidad está convirtiendo la naturaleza en capital para el mercado financiero”.
La flotilla indígena Yaku Mama recurrió parte del Parque Nacional Yasuní, una de las zonas más biodiversas del planeta y de la Amazonía ecuatoriana. Foto: cortesía Hackeo Cultural / Flotilla Yaku Mama para Mongabay Latam
El financiamiento climático
En 2024, en la COP29, en Bakú, Azerbaiyán, se acordó que los países desarrollados “tomarían la iniciativa” en la movilización de 300 000 millones de dólares anuales para 2035, triplicando la meta previa de 100 000 millones, acordada en 2015 en el Acuerdo de París, pero alcanzada recién en 2022. Aún no hay datos sobre cómo va el cumplimiento de la nueva meta.
Además, en dicha COP se acordó que “todos los actores” trabajarían juntos para permitir que, para ese mismo año, se alcance un financiamiento de 1.3 billones de dólares de todas las fuentes públicas y privadas.
La sociedad civil protestó en contra de los combustibles fósiles y exigió un incremento en el financiamiento climático en la COP29 de 2024. Foto: cortesía Kiara Worth / UN Climate Change para Mongabay Latam.
Dentro de cada frente se detallan medidas como impuestos internacionales al carbono y al transporte aéreo y marítimo, una reforma de la arquitectura financiera internacional y el uso de canjes de deuda por acción climática.
Se sugiere que los 1.3 billones de dólares se alcanzarían con financiamiento bilateral (80 000 millones), bancos de desarrollo y fondos multilaterales (300 000 millones), cooperación Sur-Sur, es decir, colaboración directa entre países en desarrollo (40 000 millones), finanzas privadas (650 000 millones) y fuentes innovadoras (230 000 millones).
Sandra Guzmán, directora del Grupo de Financiamiento de América Latina y el Caribe (GFLAC), resaltó en un análisis de la hoja de ruta ciertos elementos positivos como la diversidad de instrumentos financieros y la inclusión de áreas temáticas críticas, como adaptación. Sin embargo, Guzmán cuestionó un mensaje débil sobre las obligaciones de los países desarrollados y un tratamiento parcial del problema de la deuda. “Sólo se consideran mecanismos de sostenibilidad de deuda y no un tratamiento más apropiado dependiendo de las circunstancias de cada país”, sostuvo.
La transición energética
América Latina y el Caribe generaron el 65 % de su electricidad a partir de fuentes limpias en 2024, muy por encima del promedio mundial del 41 %, de acuerdo a un análisis de Ember, un centro de estudios global que impulsa la transición hacia la energía limpia mediante datos y políticas. A pesar de esa matriz energética mayormente limpia, países como Brasil, Argentina y Colombia todavía dependen económicamente de exportaciones de combustibles fósiles.
El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, habla sobre la transición energética en la COP30. Foto: cortesía Rafa Neddermeyer/COP30 para Mongabay Latam
En la COP28 de 2023, en los Emiratos Árabes, los países acordaron por primera vez realizar una transición gradual de los combustibles fósiles y triplicar la energía renovable para 2030. Desde entonces, la discusión se ha centrado en cómo avanzar y supervisar la aplicación de estos objetivos y el tema volverá a estar sobre la mesa en la COP30.
En un evento sobre transición energética en la Cumbre de Líderes, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió por una transición “justa, rápida y final”. Mientras que el presidente brasileño Lula da Silva dijo que el mundo “no puede sostener más el modelo de los fósiles” y que se necesita “una hoja de ruta para terminar con su dependencia”. Esto, a pesar de que su Gobierno impulsó una nuevo proyecto petrolero en la Amazonía.
Claudio Ángelo, coordinador de política internacional en el Observatorio del Clima de Brasil, destacó el mensaje de Lula. “Será difícil avanzar sobre fósiles, pero una COP que no habla de ellos falla en su propósito. Las palabras importan, y Lula, como anfitrión, le dio a la presidencia de Brasil [en la COP30] el mandato que necesitaba”, agregó.
En la COP30, los países también discutirán sobre los minerales críticos para la transición energética. Previo a la reunión en Belém, el grupo del G77 y China, que hoy reúne a 134 países en desarrollo, pidió que haya un “diálogo específico” sobre el tema, mientras que la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC), un grupo de negociación que incluye a Colombia, Chile y Perú, advirtió que la expansión de la minería puede llevar a mayor deforestación.
La COP de la adaptación
Si bien el mundo debe reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero de manera acelerada, también necesita incrementar la resiliencia para adaptarse a los efectos ya visibles del cambio climático. Sin embargo, los avances en adaptación han sido hasta ahora limitados. Brasil espera revertir esto en Belém, en lo que ha denominado “la COP de la adaptación”.
El predio donde se realiza la COP30 en Belém, Brasil. Foto: cortesía Raimundo Pacco/COP30 para Mongabay Latam.
En el Acuerdo de París, los países incluyeron una Meta Global de Adaptación para “incrementar la capacidad de adaptación y resiliencia”, pero sin detalles sobre cómo sería exactamente el objetivo, cómo se lograría y cómo se haría un seguimiento de los avances. En la COP28 se acordó un marco general para la meta, pero aún no hay objetivos cuantificados y medibles, ni medidas para movilizar financiamiento.
En los dos años siguientes a la COP28, los países trabajaron junto a expertos para reducir una lista potencial de más de 9000 indicadores a solo 100. Se espera que en la COP30 se adopte una decisión final sobre estos indicadores, ya que la mitad de la población (cerca de 3600 millones de personas) vive en lugares vulnerables a los efectos del cambio climático.
“Para América Latina, el tema número uno es el financiamiento para la adaptación. Los riesgos son cada vez más altos”, sostuvo Isabel Cavelier, directora de la ONG Mundo Común. “Somos una de las regiones más vulnerables del mundo y tenemos que hacer progresos en ese aspecto. Tenemos que asegurar los medios para adaptarnos”.
Efectos del paso del huracán Melissa en Jamaica, el 28 de octubre de 2025: Foto: AP
La necesidad de un tratado por el metano
En su paso por Belém, la primer ministra de Barbados, Mia Mottley, conocida por su pedido de una reforma de la arquitectura financiera internacional, solicitó crear un tratado global legalmente vinculante por el metano, un gas de efecto invernadero con un poder de calentamiento 80 veces mayor que el dióxido de carbono.
“El mundo debe activar el freno del metano. Es un freno de emergencia que puede darnos más tiempo. Los científicos aconsejan que esta es la principal forma en que podemos no solo detener, sino revertir el aumento de temperatura que hemos visto en todo el planeta,” sostuvo en su discurso.
El futuro de las COP
Luego de 30 años de conferencias del clima, se están llevando a cabo amplios debates sobre cómo reformar el proceso de la COP para hacerlo más eficaz y se espera que esta discusión esté presente en Belém.
Las propuestas van desde la introducción de nuevas reglas de votación [las decisiones se toman actualmente por consenso y no por voto de la mayoría] hasta el establecimiento de criterios para seleccionar a los anfitriones de la COP.
El evento de alto nivel, que reunió a los líderes mundiales, se realizó el 6 y el 7 de noviembre de 2025. Foto: cortesía Rafael Medelima/COP30 para Mongabay Latam.
“Hay gente que le pierde esperanza a este proceso por ser lento o no dar resultados ante evidencia de crisis climática. Pero al ir al detalle es evidente que hemos avanzado. En muchos países de América Latina la deforestación ha bajado y el desarrollo de las renovables es significativo. Brasil quiere mostrar progreso y que estamos implementando el Acuerdo de París”, sostuvo Manuel Pulgar Vidal, presidente de la COP20 y ex ministro de Ambiente de Perú.
*Este artículo hace parte de una alianza periodística entre Mongabay Latam y Dialogue Earth.
Consulta aquí la publicación original de Mongabay Latam:
Cortesía de Aristegui Noticias
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