En la provincia de Muğla, en el suroeste de Turquía, un equipo de arqueólogos ha desenterrado una biblioteca monumental de época grecorromana. Se encuentra en el corazón de la antigua ciudad de Stratonikeia y constituye una de las revelaciones recientes más importantes en Asia Menor. La biblioteca, identificada por sus elementos arquitectónicos y su ubicación junto al ágora, no solo testimonia la vida intelectual en una ciudad provincial del Imperio romano, sino que refuerza la importancia histórica y cultural de Stratonikeia como un centro urbano de primer orden.
Stratonikeia, una ciudad entre dos mundos
Fundada en el período helenístico por Antíoco I Sóter y nombrada en honor a su esposa Estratónice, Stratonikeia o Estratonicea ocupó una posición estratégica entre las culturas griega y romana. La ciudad se convirtió en un destacado centro urbano de Caria, con un desarrollo urbano extenso, una notable monumentalidad arquitectónica y una continuidad de ocupación desde el período helenístico hasta el otomano. Esta ocupación tan logeva ha convertido a Estratonice en uno de los yacimientos mejor conservados de Turquía, tal como subrayan los especialistas del Ministerio de Cultura y Turismo del país.
La ciudad representa un ejemplo excepcional del urbanismo romano adaptado a las particularidades de un entorno local. Así, poseía calles porticadas, un teatro para 15.000 espectadores, un gimnasio monumental, templos dedicados a Zeus y Hécate, y una de las mayores plazas públicas de Asia Menor. Todo ello construido principalmente en mármol blanco extraído de canteras cercanas.
La biblioteca emerge del subsuelo
El equipo dirigido por el profesor Bilal Söğüt, de la Universidad de Pamukkale, lleva 5 años excavando el área. La estructura monumental, que se ha identificado como una biblioteca pública, se sitúa en el centro neurálgico de Estratonice, junto al ágora y otros edificios administrativos. Las excavaciones sacaron a la luz muros perimetrales construidos con sillares de mármol, columnas ornamentadas en estilo corintio y restos arquitectónicos característicos de los edificios destinados al almacenamiento de textos.
Según los investigadores, la construcción muestra claras influencias de la arquitectura típica de Éfeso. Por ello, su diseño se ha atribuido a un maestro constructor proveniente de esa ciudad, familiarizado, quizás, con la Biblioteca de Celso. Tal hipótesis confirmaría la existencia de una red de intercambio artístico y técnico entre las ciudades de Asia Menor bajo dominio romano.
Un centro para la educación y el prestigio
Las bibliotecas públicas en el mundo grecorromano funcionaban como espacios depositarios del conocimiento y como símbolos de prestigio, civilización y estatus cívico. Su construcción en lugares prominentes del tejido urbano, como el ágora o las inmediaciones del buleuterio (el consejo de la ciudad), respondía al deseo de las élites locales de promover la paideia, el ideal educativo griego adoptado por Roma como instrumento de romanización.
En este sentido, el hallazgo de la biblioteca de Estratonicea confirma que la ciudad, aunque no tan conocida como Éfeso o Pérgamo, poseía una vida cultural activa y un compromiso cívico con la educación. Si bien todavía no se han recuperado inscripciones que indiquen donantes concretos, es probable que la iniciativa de construir y mantener una biblioteca fuese obra de un notable local. Los pudientes solían financiar la construcción de estos espacios como acto de evergetismo (beneficencia pública), una práctica común entre las élites romanas.

Estructura y elementos arquitectónicos
Aunque los trabajos de excavación aún no han terminado, los informes preliminares indican que la biblioteca tenía una estructura rectangular con columnas interiores que, quizás, sostenían un entresuelo o galería, como sucede en otras bibliotecas similares de Asia Menor. Se han hallado fragmentos de estatuas, restos de estanterías empotradas en los muros y elementos decorativos en mármol tallado, lo que sugiere un diseño cuidado, destinado no solo al uso funcional sino también a causar impresión entre sus visitantes.
Los materiales y las técnicas constructivas apuntan a una datación entre los siglos II y III d. C., una época en que las ciudades de Asia Menor vivían un notable auge económico y cultural bajo el Imperio romano. El uso del mármol blanco local, característico de Estratonicea, otorga una unidad estilística al conjunto urbano visible en otros edificios cercanos, como el gimnasio y el buleuterio.

La biblioteca en su contexto urbano
La biblioteca formaba parte de un núcleo administrativo, político y cultural perfectamente integrado en el diseño de la ciudad. Esta disposición es coherente con el modelo grecorromano, en el que el conocimiento, la deliberación política y la vida cívica se interconectaban en la plano arquitectónico.
El complejo arqueológico de Estratonicea ofrece así un ejemplo único de cómo las funciones cívicas, religiosas y educativas convergían en un mismo espacio urbano, un fenómeno que pocas ciudades del imperio pueden mostrar con tal grado de integridad.

Un legado que perdura
Estratonicea se declaró Bien Cultural de Interés Nacional por la República de Turquía y forma parte del patrimonio arqueológico protegido desde principios del siglo XXI. Gracias a este estatus, se ha desarrollado un programa sistemático de restauración, documentación y conservación, que incluye tecnologías digitales como el escaneado 3D y la difusión educativa.
En este contexto, el descubrimiento de la biblioteca añade una nueva dimensión al perfil cultural de la ciudad. No solo permite profundizar en el papel de la ciudad como centro de producción y transmisión de conocimiento, sino que también enriquece nuestra comprensión sobre la implantación del modelo romano de vida urbana en las provincias orientales del imperio. Esta región, que, en ocasiones, se considera periférica respecto a Roma o Grecia, fue, en realidad, uno de los motores culturales más activos del Mediterráneo durante la antigüedad.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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