Invierno 2026: la noche más larga del año abre una temporada de eclipses, lluvias de estrellas y el baile entre la luna y Júpiter

El cambio de las estaciones suele producirse sobre los días 21 o 22. Y el comienzo del invierno en el hemisferio norte, que se inicia con el solsticio de invierno, tendrá lugar el día 21 de diciembre, a las 16.03 horas (hora peninsular española), según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional.

Esta última estación, que también saluda la llegada del nuevo año, dura aproximadamente 88 días y 23 horas, y acabará el 20 de marzo de 2026, cuando se inicie la primavera.

Según recuerda el observatorio, el día del solsticio de invierno corresponde al de menos horas de luz del año, es decir, la noche más larga del año. Se produce porque la Tierra pasa por el punto de su órbita desde el cual el sol presenta su máxima declinación sur.

Menos horas de sol

Ello se debe a que el sol alcanza su menor elevación sobre el horizonte al mediodía y describe en el cielo el arco más corto, dando como resultado el día con menos horas de sol del año.

Además, durante varios días, la altura máxima del sol al mediodía parece no cambiar y, debido a ello, al comienzo del invierno también se le llama solsticio de invierno (del latín solstitium, sol quieto).

Es por ello por lo que el invierno es la mejor época para disfrutar de los eventos astronómicos en el hemisferio norte. Estos son los principales:

Justo a comienzos de año, Saturno y Júpiter serán visibles: los dos grandes planetas gaseosos podrán observarse a simple vista justo al anochecer. A mediados de febrero, se les unirá Venus.

A medida que pasen los meses de invierno, Saturno se acercará al sol e irá desapareciendo del cielo vespertino, algo que se materializará en marzo. Mercurio hará una breve aparición al atardecer también durante febrero, por lo que llegarán a coincidir hasta cuatro planetas -Saturno, Júpiter, Venus y Mercurio- visibles al anochecer.

El día 28 estos planetas se alinearán al atardecer.

Los amaneceres del invierno comenzarán con Júpiter y Mercurio visibles, tras pasar toda la noche en el cielo. A principios de enero, desaparece Mercurio durante algo más de un mes -reaparece a mediados de marzo- y en enero, también a mediados, desaparecerá Júpiter.

El 18 de enero, el 17 de febrero y el 19 de marzo, que es cuando se producen las lunas nuevas de invierno, será cuándo, siempre que la nubosidad lo permita, se podrán ver mejor estos planetas.

En los anocheceres invernales, el cielo también se llenará de algunas de las constelaciones más llamativas y de estrellas de gran brillo. Orión domina la escena con la variable Betelgeuse, mientras que Tauro aporta la rojiza Aldebarán, Can Mayor luce a Sirio -la estrella más brillante de la noche- y Géminis muestra la pareja formada por Cástor y Pólux.

Al conectar estas y otras estrellas cercanas se dibuja un gran asterismo conocido como el Hexágono de invierno, característico de los cielos de la estación fría. Las noches de luna nueva del 18 de enero, 17 de febrero y 18 de marzo de 2026 ofrecerán las mejores condiciones de oscuridad para apreciar el resplandor de este conjunto estelar.

Invierno suele deparar dos lluvias de estrellas: las úrsidas, cuyo máximo se da al comienzo de la estación, hacia el 22 de diciembre, y las cuadrántidas, cuyo máximo será el 3 de enero.

El pico de las úrsidas podrá verse casi perfectamente, si la nubosidad lo permite, puesto que la luna se hallará cambiando de nueva -fase a la que llega el día 20- a cuarto creciente.

Sin embargo, el pico de las cuadrántidas -el 3 de enero- será prácticamente invisible, puesto que ese día habrá luna llena.

Las úrsidas es una lluvia de meteoros visible en el hemisferio norte entre el 17 y el 26 de diciembre. Su tasa de actividad es modesta -entre 10 y 50 meteoros por hora, con una velocidad de unos 33 kilómetros por segundo-, por lo que es una lluvia de estrellas que suele pasar desapercibida debido a que, además, está situada entre dos lluvias de meteoros con una tasa de actividad mucho más alta: la de las gemínidas -que alcanzan su máximo una semana antes que las úrsidas– y la de las cuadrántidas, que alcanzan su máximo dos semanas después que las úrsidas.

Los meteoros de las úrsidas son fragmentos del cometa 8P/Tuttle, descubierto en 1858. Como todos los años por esas fechas, la Tierra atraviesa un anillo poblado con los fragmentos desprendidos del cometa 8P/Tuttle en anteriores pasos cerca del sol.

Cuando uno de esos fragmentos (o meteoroides) entra en contacto con la atmósfera terrestre, se vaporiza por la fricción con el aire, creando así el resplandor luminoso que conocemos como meteoro o estrella fugaz. El radiante o punto de origen de esta lluvia se sitúa cerca de la estrella Kocab en la constelación de la Ursa Minor (Osa Menor).

Por su parte, la lluvia de las cuadrántidas es la primera lluvia de meteoros del año en el hemisferio norte. Es visible entre el 28 de diciembre y el 12 de enero, y su momento de máxima actividad sucede hacia el 3 de enero.

En esas fechas, la Tierra vuelve a recorrer una zona de su órbita donde se encuentran los restos del asteroide 2003 EH. A su paso, las partículas de hielo, polvo y rocas que entren en contacto con la atmósfera terrestre provocarán los destellos sobre el firmamento conocidos como cuadrántidas. El fenómeno está considerado como la lluvia de estrellas más espectacular del año por la frecuencia de meteoros por hora (de 80 a 100).

Júpiter, el mayor planeta del sistema solar, dominará el cielo vespertino el 10 de enero, junto a una luna que empieza su fase decreciente, justo ese mismo día, para llegar a nueva (o ausencia de luna).

También llamado ‘beso’ de la luna y Júpiter, este baile es, en realidad, una alineación de Júpiter con la luna, que se ven colocados en una línea aproximadamente recta en el firmamento y que parecen estar muy cerca uno de la otra en el cielo desde la perspectiva de un observador en la Tierra.

Esto sucede debido a las diferentes velocidades y órbitas de los planetas alrededor del sol. Hay que tener en cuenta que, después del sol, Júpiter es el mayor cuerpo celeste del sistema solar. Júpiter tiene una masa casi dos veces y media la de los demás planetas juntos, y una masa 318 veces mayor que la de la Tierra. El gigante gaseoso que forma parte de los planetas exteriores es uno de los objetos naturales más brillantes en un cielo nocturno despejado, superado solo por la luna, Venus y, algunas veces, Marte.

La primera luna llena de invierno y la primera del nuevo año tendrá lugar el 3 de enero. Se la conoce como luna del lobo, pero también tienen otros nombres, como luna de hielo o luna vieja. En algunos lugares también se conoce como luna fría, que es el sobrenombre que también toma la de diciembre.

Alcanzará su máximo esplendor sobre las 11.03 hora peninsular española, bajo el signo de Cáncer.

Posteriormente, la segunda luna llena del año, que coincide con la segunda del invierno, será el 1 de febrero -con su máximo a partir de las 23.09 horas y bajo el signo de Leo- y la tercera y última del invierno, el 3 de marzo -a partir de las 12.38 horas y bajo el signo de Virgo-.

Además de las lunas, el 3 de enero de 2026 se produce el momento de máximo acercamiento anual entre la Tierra y el sol, denominado perihelio. En ese momento, nuestra distancia al sol ha sido de poco más de 147 millones de km (147.099.928), es decir, unos 5 millones de km menos que en el momento de mayor distancia (afelio), que sucederá el 6 de julio de 2026, cuando se situará a 152 millones de km (152.087.828).

En un año, se producen entre 4 y 7 eclipses, incluyendo los de sol y los de luna. Y lo normal es que se acompañen entre ellos, es decir, que uno se produzca media lunación después que el otro, por lo que “cada año hay al menos dos eclipses solares y dos lunares”, apunta Miguel Querejeta, astrónomo del Observatorio Astronómico Nacional.

Durante el invierno, habrá dos eclipses: uno de sol y otro de luna.

El primero, será un eclipse anular de sol o de fuego, un tipo especial de eclipse parcial que ocurre cuando la luna pasa directamente por delante del sol, pero no lo cubre completamente, creando la apariencia de un anillo o aureola brillante alrededor de ella, aunque apenas tenga unos minutos de duración.

A veces, un eclipse solar puede verse como un eclipse anular en algunos lugares y como un eclipse total en otros, a medida que la sombra de la Luna se desplaza por la superficie de la Tierra. Esto se conoce como un eclipse híbrido.

Lamentablemente, este eclipse anular, que tendrá lugar el 17 de febrero, no será visible en España y solo podrá verse como anular en la Antártida y como parcial en el sur de Argentina, Chile y elsur de África.

Sin embargo, sí se podrá observar en vivo desde páginas web como Maik’s Astro Garden, que ha anunciado que retransmitirá en directo el fenómeno para todos aquellos que quieran disfrutar de él.

Por su parte, el 3 de marzo se producirá un eclipse total de luna que, lamentablemente, tampoco será visible desde España.

Sí se podrá ver en el este de Asia, Australia, Pacífico y América.

Cortesía de El Periodico



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