Macron defiende que el envío de instructores militares a Ucrania no supone una escalada ante Rusia

El salto cualitativo de la contribución francesa al esfuerzo bélico de Ucrania, con el envío de instructores militares y la cesión de aviones de combate, no constituye una escalada bélica ante Rusia, según el presidente francés, Emmanuel Macron. Macron respondió así las críticas por el despliegue de soldados en un país en guerra, un paso que hasta hace unos meses parecía tabú, y por el riesgo de que esto implique a Francia, potencia nuclear, en un conflicto ante Rusia, otra potencia nuclear.

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, agradeció la ayuda durante una visita de dos días a Francia. Y afirmó que el envío de instructores franceses al oeste del país, lejos del frente de batalla, simplemente servirá para agilizar la preparación de unos soldados que hasta ahora debían desplazarse a los países donde recibían la formación.

Todo irá más rápido ahora, cuando, en plena ofensiva rusa y dudas sobre la capacidad de Ucrania para defenderse, no hay tiempo que perder para los ucranios. En una rueda de prensa con Zelenski en el palacio del Elíseo, Macron justificó el viernes la decisión porque Ucrania está movilizando masivamente y necesitar formar a más solados y más rápido.

“Queremos hacer todo lo posible para ayudar a Ucrania”, dijo Macron en el Elíseo. “Formar soldados ucranios sobre el terreno, ¿es una escalada? No”. Los soldados franceses no irán al frente y, según el presidente francés, Ucrania, como país soberano, tiene todo el derecho a pedir esta forma de asistencia: “Encaja con nuestra línea: no estamos en guerra con Rusia, pero apoyamos plenamente a Ucrania”. Zelenski añadió: “Esta ayuda es una protección evidente para nuestra Europa”.

El anuncio de Macron, anticipado desde hace días, llega en plenas conmemoraciones del 80º aniversario del desembarco de EE UU, el Reino Unido, Canadá y otros aliados en las costas de Normandía para liberar Francia y Europa de la Alemania nazi. Zelenski ha sido el invitado especial este año. Tanto Macron como el presidente de EE UU, Joe Biden, aprovecharon los discursos conmemorativos del jueves en las playas normandas para trazar un paralelismo entre la lucha por la democracia que se libraba en junio de 1944 y la defensa de Ucrania ante la agresión rusa.

“Estamos aquí y no flaquearemos”, dijo Macron. Biden añadió: “No nos desentenderemos [de Ucrania]”. El viernes, en un encuentro con Zelenski en París, Biden le pidió por primera vez disculpas en público por el retraso en la ayuda de EE UU provocado por el bloqueo del Congreso de Washington.

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La cesión a Ucrania de un número indeterminado de aviones de combate franceses Mirage 2000-5 sería efectiva a finales de este año, después de que los futuros pilotos reciban el entrenamiento preceptivo. Estos aviones, dijo Macron, tendrán por misión proteger el suelo y el espacio aéreo ucranios. En un discurso ante la Asamblea Nacional francesa, Zelenski afirmó, aludiendo a las ceremonias del día anterior en las playas del desembarco: “Estoy seguro de que por el cielo de Ucrania un día veremos aviones [franceses] como los que vimos ayer [por el jueves] en Normandía”.

Macron dijo en la rueda de prensa del viernes estar ultimando una coalición europea para formar a los soldados ucranios, de modo que no sea Francia el único país con militares en el territorio ucranio. “Varios de nuestros socios ya han dado su acuerdo”, dijo. Se trataría, por parte francesa, de entrenar y equipar una brigada de 4.500 soldados.

La iniciativa francesa provocó críticas en Rusia. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, acusó al presidente francés de alimentar las tensiones. En Francia, Marine Le Pen, líder del partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional, declaró en la cadena RTL: “Lo que me molesta es esta sensación de que Emmanuel Macron desea entrar en guerra. Estoy en contra”. Fabien Roussel, secretario general del Partido Comunista, le acusó de “elegir, él solo, la escalada militar, franqueando las líneas rojas que él mismo se había fijado”.

Durante más de un año, después de que en febrero de 2022 Rusia lanzase la gran invasión de Ucrania, los países occidentales fueron con pies de plomo a la hora de ayudar militarmente a Ucrania, y Francia fue durante tiempo uno de los países más cautos. Temía que una respuesta rusa pudiese convertirles en “cobeligerantes”. En otras palabras, que la presencia de militares en Ucrania, un país donde Rusia libra una guerra, desencadenase un enfrentamiento directo entre Rusia y un país de OTAN, y una guerra entre potencias nucleares.

El propio Macron rompió el tabú el 26 de febrero pasado, al afirmar en respuesta a una pregunta en una rueda de prensa: “Hoy no existe un consenso para enviar de forma oficial, asumida y decidida fuerzas terrestres”. Pero añadió: “Nada debe excluirse. Haremos todo lo necesario para que Rusia no pueda ganar esta guerra”. Una de las opciones que el Elíseo planteaba ya en este momento era que el envío de tropas tomase la forma, no de soldados en combate, sino de instructores.

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Cortesía de El País



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