Seattle, disfrutar del frío en la Ciudad Esmeralda

Seattle es una de las ciudades americanas que más tiene que ofrecer a los turistas y que, sin embargo, no suele estar en los tres primeros puestos de quienes planean una escapada a Estados Unidos.

Al noroeste del país, en el estado de Washington, esta ciudad se encuentra ubicada también entre el Lago Washington y la Bahía Puget, lo que hace que, pese a estar muy cerca de la frontera de Canadá y ser una de las ciudades más al norte del país, su temperatura en invierno no sea prohibitiva para planificar un viaje.

Pero antes de llegar a ella es necesario saber que hay que entrar en Estados Unidos, con los requisitos que eso supone a nivel documentación. Quien ya haya accedido alguna vez sabe que será necesario que, desde México, se gestione la visa.

De hecho, en caso de necesitar renovarse, actualmente hay que seguir los trámites, entre los que se espera que se incluya próximamente EVUS (Sistema electrónico de actualización de visados), una herramienta creada para renovar periódicamente los datos personales de las personas que tienen una visa de categoría B para Estados Unidos.

Hay que tener en cuenta que, pese a que esta herramienta esté vigente, no exime la petición de visa USA. En realidad, pasará a ser un complemento que permitirá, en menos de 20 minutos, actualizar la información para evitar problemas en la frontera.

Dicho esto, es el momento de volver a poner la Ciudad Esmeralda en perspectiva para disfrutar al máximo de todo lo que tiene que ofrecer en esta estación.

Pese a lo que pueda parecer, gran parte del atractivo de Seattle se encuentra, precisamente, en sus calles, independientemente de la estación en la que se viaje hasta ella.

En este caso, en invierno y más en concreto en estas fechas, las ciudades americanas viven la Navidad con devoción, con numerosos adornos y, sobre todo, con mercados que harían las delicias de quienes gustan de esta época.

El Victorian Christmas Market es el ejemplo claro de esto. Es el lugar perfecto para encontrar adornos hechos a mano, de esos de época victoriana que, pasado el tiempo, siguen teniendo ese encanto de la artesanía que no tienen los hechos en serie. Este mercado de época es uno de los planes que, si te toca en fecha, no puede dejar de disfrutarse. Es viajar a otro tiempo.

Seattle está rodeado de parques naturales, por lo que es imposible estar ahí y no hacer alguna visita o disfrutar de algo de senderismo al aire libre, como mínimo. Por suerte, a principios de enero su acceso es gratuito pero, si no, merecen cada dólar que piden. Una excursión de día al Monte Rainier permite acercarse a su volcán, aún activo. ¿No te apetece solo leerlo?

El arte es también otro de los grandes activos de Seattle y se representa de forma clara en las colecciones que atesora en sus museos. Uno de los que más impactan y éxito tienen es el Museum of Pop Culture, donde se pueden disfrutar de exposiciones de algunos de los perfiles más conocidos del mundo de la musica como Jimmy Hendrix, Nirvana o incluso Pearl Jam. el MoPop también permite disfrutar de una sala en la que tocar instrumentos. Toda una experiencia inmersiva en el mundo de la música.

Sin duda, uno de los must en Seattle es subir hasta su edificio más alto, la Space Needle, donde se puede disfrutar de algunos de los hitos de la carrera del espacio que no dejan indiferente y que sirven de excusa para disfrutar en uno de los edificios más curiosos que podrás visitar en esta ciudad.

La aviación también tiene un lugar destacado en la ciudad y nada como ir a su Museo para entender por qué. Disfrutar del interior del Air Force One o de alguno de los Concorde que rompieron la barrera del tiempo cruzando el Atlántico es solo un pequeño aperitivo de lo que puede ofrecer este espacio al visitante.

Por otro lado, el frío de pasear en las calles invita a un café y, ¿qué mejor que hacerlo en el primer Starbucks que abrió sus puertas en el mundo? Situado en Pike Place Market, aunque no es una atracción turística en sí misma si da para anécdota y para ver dónde comenzó el sueño de la sirena que hoy tiene presencia en prácticamente medio mundo con una reputación de hacer los mejores Caramel Macchiato de la historia.

También hay opción de disfrutar comiendo en alguna de las terrazas de la ciudad. Sí, terrazas porque para los autóctonos, el tiempo al aire libre vale mucho y eso, sabiéndolo, ha permitido que se adecúen para que puedan disfrutar de sus almuerzos en espacios calefactados que les permiten no perder esa costumbre.

Solo una última sugerencia, busca un calzado que, al igual que el abrigo, sea impermeable. Nos lo agradecerás.

AR

Cortesía de 24-Horas



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